viernes, 7 de marzo de 2014

A propósito de un bambuco: El Cuchipe

De no ser por una nota de la revista Cromos, la presente generación de seguro no sabría que la mítica BB grabó uno de nuestros aires nacionales.

En efecto, la revista apunta que la disquera Philips grabó el bambuco, inspiración de Eduardo Gómez Bueno, El Cuchipe. Con estos datos, nos damos a escarbar en la discografía de la diva, con los siguientes descubrimientos: se atribuye erróneamente la autoría de la pieza a Ismael Orozco, Carlos Ramírez y Roberto Cesari. Por lo que hace al acompañamiento, se declara que lo hicieron Narcisso Debourg, Pedro Serrano y Los Colombianos (los datos son del EP, aunque en Cromos se muestra un sencillo, con los cortes El Cuchipe y La madrague).



Volviendo a la nota de Cromos, informa que BB apareció el 1.o de enero del 63, en hábito de campesina andina colombiana, acompañándose con una guitarra y preguntando qué hay de Dolores. Añade que la presentación tuvo lugar en el programa À vos souhaits Brigitte!, donde la habían contratado para hacer diez números. Que la respaldaba un dueto colombiano, identificado por Paris Match como Pedro y Narciso, lo cual nos da licencia para corregir la doble ese que le ponen, en la tapa de Philips, al último de los guitarristas (aunque todo puede ser, habida cuenta de su apellido extranjero). 

Aquí, caracterizada de campesina.

Que Eduardo Caballero Calderón, a la sazón representante del país ante la Unesco, confesó a Cromos que apenas escuchó a “esa criatura diabólicamente angelical de grandes ojos ingenuos, labios carnosos, una apariencia de niña buena y una voz apagada de mujer mala”, sintió una descarga eléctrica por todo el cuerpo. Nosotros no sabemos si suscribir los conceptos estético-morales del reputado escritor, pero en la descarga eléctrica no hay duda ni asomo de exageración. En caso de requerir una prueba del aserto, los remitimos a la inquietante secuencia de la película Y Dios creó la mujer, en que BB, desquiciada por los tambores de unos cubanos (se le da crédito a Patato Valdez, pero es difícil reconocerlo tan joven), salta a una mesa a bailar, en pleno transporte rítmico y sensual.

Más de Caballero, vía Cromos: «Un repique de pandereta rodeada de cascabeles, un galope de tiples adornados con cintas tricolores resulta Chiquinquirá en la boca de esta francesita boyacense que era Brigitte Teresa o Brigitte Dolores, en la pantalla de la televisión. La B. B. es un fenómeno indiscutible como la bomba atómica o el muro de Berlín oriental o la devaluación del peso o el arte abstracto».

Sigue la notica de Cromos: que seis meses después lo grabó (inexacto: el disco que sale en la nota es un sencillo comercializado en Holanda el 1.o de junio; el disco en Francia salió el 23 de enero), y que se la habían enseñado unos amigos de París, según le contó a un periodista, de pasada por Bogotá, camino de Méjico.

Ahora vamos con los datos que hemos recolectado. Fecha: 11 de enero de 1965. El avión era de Varig. En los 45 minutos de la escala, su acompañante, el judío brasileño Bob Zaguri, aprovechó para filmar, desde la nave, el despelote que producía la actriz. Eran las 5: 15 p. m. Arturo Vélez, periodista que tuvo acceso a los visitantes, dijo de Zaguri que le pareció “un tipo convincente”. El Espectador publicó el autógrafo que BB les dedicó, más un reportaje por Iáder Giraldo. 


BB dejó, en su paso por Eldorado, besos, autógrafos y la política frase “los colombianos son simpáticos”, en español menos correcto que el empleado en la grabación. Pero no pisó suelo nacional. Sabemos también que vestía un abrigo de piel de camello y que lucía el original del peinado BB que, en ese entonces, imitaban todas. 


Acompañaba a la actriz Paul Leandri, periodista de la France-Presse, y de los paisanos solo tuvo acceso a ella Arturo Vélez, porque al parecer nadie más hablaba francés. Los demás periodistas tuvieron la audacia de pedirle que se quitara el abrigo, para -como en el cuento- verla mejor. Ella accedió. Giraldo no pudo menos de decir, luego de tenerla a un escaso metro, que BB es “en carne y hueso -más en hueso que en carne- un monumento.


El abrigo, que no permitía ver sino una rodilla...
El Tiempo, 12-1-65; p. 8.

Del brevísimo diálogo de Vélez y BB copiamos este pasaje:

-¿Quiere cantar Cuchipe?
-No vine a cantar aquí… Compre el disco.

Las respuestas prontas de la ‘Gatita’, su despedida con “el ademán de náufrago que acostumbran las reinas de belleza” y su retorno al compartimiento del avión que despegó a las seis, para perderse por el oriente: eso fue todo lo que quedó de la visita. Lo que la estrella gala se llevó de aquí fue una muñeca artesanal, de manos de María Cristina Rodríguez, de Relaciones Públicas de Varig.

Ahora bien, ¿de dónde sacaba la mona el interés por nuestros ritmos vernáculos? Hay una respuesta fácil: a mediados de la década de 1950, el bar L'Escale era el sitio para oír música latina en París. Allí se presentaban Los Incas, agrupación formada por argentinos y venezolanos. Una de las habituales del sitio era BB e, incluso, fue amiga de Narciso Debourg, miembro fundador; parece que se animaba a cantar con ellos. 
A principios de la década siguiente, estaban pegados en Francia Los Machucambos, que precisamente hacían música latinoamericana, en sentido amplio. Trabajaban allí y consta que BB los vio y la impresionaron. Los músicos resultaron de dueños de L'Escale. 

L'Escale. Foto: Fernando Ríos.

BB en la historia de la radio.

Cuenta JES, en sus Historias al aire (p. 55), que la inauguración de las Emisoras Monserrate, el 30 de abril del 63, tuvo un programa de lujo: monseñor Emilio de Brigard bendijo los estudios en la mañana, se pasaron programas extranjeros realizados por sus amigos y “en la noche programación viva y música colombiana”. Invitó al compositor de El Cuchipe, quien habló por teléfono con BB, y cerraron la función con el estreno del tema cantado desde París.


Protocuchipe

Jaime Rico Salazar, en La canción colombiana, informa que nuestro bambuco se grabó en la Odeón de Buenos Aires, el 31 de octubre de 1938. Pero eso es otra historia: la de sus versiones nacionales. Mientras, los dejamos con una versión muy bailable, a cargo de los mejicanos Lobo y Melón, 1958. 

Fuente: 
Ríos, Fernando. Andean Music, the Left, and Pan-Latin Americanism: The Early History. Diagonal: Journal of the Center for Iberian and Latin American Music. Volume 2 (2009)page1image24544

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