viernes, 29 de septiembre de 2017

Desiderio Arnaz baila la conga

Desiderio Arnaz Acha (1917-86) fue el tercero de su casa en llevar el nombre de pila. Evidentemente, no podía hacer carrera en el espectáculo llamándose Desiderio Arnaz III, sino que tuvo que tomar el más prosaico título de Desi Arnaz, a secas.
Su padre, Desiderio II (1894-1973), político de Oriente y el alcalde más joven de Santiago de Cuba (1923-32), se recuerda por una medida que a su hijo tendría que parecerle irónica retrospectivamente: en julio 2 de 1925 prohibió por edicto las congas del siguiente carnaval, aunque no las comparsas. La razón es moral, suponiendo que el baile escandaloso de las congas es inmoral. Con la violencia en aumento, en 1929 se extiende la prohibición a toda clase de comparsas donde haya bongó o instrumentos similares. En ese contexto, el simpático hijo del alcalde participaba en el carnaval escoltando a la reina. La revolución de Batista (1933) forzó la familia a exiliarse en el país del norte.


Imagen tomada de Christina D. Abreu.

Algo debió de aprender de música en su Oriente natal, pues lo tenemos luego, en Miami, tocando guitarra con el Septeto Siboney (1936); después, brevemente con Cugat en NY y, vuelto a Miami, armando su propia orquesta, en compañía de Marco Rizo, quien haría luego la música para I Love Lucy. Arnaz afirma dos cosas: que era la única banda latina de Miami Beach y que introdujo el 1-2-3 conga allí, en 1936-7. Puede que no, pero lo que había aprendido en los carnavales santiagueros le serviría para ganarse la vida en el mundo del espectáculo. 



Vuelve a NY, a trabajar con su orquesta precisamente en el club La Conga (1939). Ese año, participa en el reparto de Too Many Girls (dirigiendo la conga) y en la prensa ya lo llaman "King of Conga". Tiene su banda, La Conga Orchestra, que lo respalda en La conga en Nueva York (Arnaz), Ahí viene la conga (Valdespí). Se le recuerda, sobre todo, por una canción ya famosa: Babalú (M. Lecuona), que Miguelito Valdés ya había hecho dos veces (1939 y 41) y tan suya que, desde la última con Cugat, se le conocía como Mr. Babalú.

A Desi Arnaz le estaba reservado el éxito en la pantalla, más que con la batuta de una orquesta. Su carrera principió con la citada paradoja de ejecutar un espectáculo que su padre había prohibido en Santiago de Cuba. No es la única contradicción en esta historia: los blancos explotaban la cultura negra, manteniendo al margen a sus creadores y mejores intérpretes.
Mientras, las comparsas habían vuelto a ser legales en 1937 (Sublette), si bien parece que la prohibición no fue muy observada. En todo caso, lo que hizo Desi en el exterior debió de incidir en que las autoridades y el pueblo cubanos fueran más tolerantes con sus propias tradiciones.

La conga de salón.


Fotograma de Princesse Tam Tam, 1935. 

Nacida de la tradicional conga de carnaval, su hermana de salón se debe a la inventiva de Eliseo Grenet (1893-1950). El compositor fue al exilio en 1932, por su canción Drume negrita. En París, trabajaba para la orquesta de Julio Cueva en un sitio que se llamaba La Cueva, en su honor. Supuestamente allí notó la fuerza comercial de la conga. Y no estaba tan errado, como que en 1935 compuso Ahé, la conga para la película Princesa Tam Tam, protagonizada por Josefina Baker. El año siguiente, abre en NY el club Yumurí (luego Birdland), donde presentaría su revista La Conga, con lo cual tendría título de introductor del baile en los Estados Unidos. En todo caso, Cugat le grabó Havana's Calling Me, cuyo título alterno era La conga (5-4-37). 
Incluso antes, Enrique Bryon le grabó La comparsa de los congos lucumí (27-9-32). El mismo grabó La conga se va (Lecuona, 26-7-33); Se fue la comparsa (Lecuona, 5-2-35); La conga (Valdespí, 18-10-35); Para Vigo me voy (Lecuona, 13.12-35); esta obra conoció varias versiones, entre ellas la de The Andrews SistersConga conguita (Tomás Ponce, orquesta de Rafael Hernández; 3-4-36); Habanera (Grenet) y Ahí viene la conga (Valdespí 9-12-37). Estas solo por citar las anteriores a la fecha que da Arnaz. En 1938, incluso una banda lleva el nombre: Panchito and his La Conga Orchestra.
Sublette atribuye a tres razones el éxito de la conga: la novedad del instrumento mismo, la simplicidad del baile y su carácter comunal. Rasgo este típico de la cultura africana, donde no existe la barrera entre público e intérpretes.


Reseña de su espectáculo en el Ciro, de Hollywood.
The Billboard,  2-3-1946.

Para saber más de los antecedentes de este baile, recomendamos Mass Historia.
 
Fuentes.

Cuba and Its Music. From the First Drums to the Mambo, por Ned Sublette. En línea.
Rhythms of Race: Cuban Musicians and the Making of Latino New York City and Miami, 1940-1960por Christina D. Abreu. En línea. 


Tibia reseña de un sencillo en The Billboard, 13-4-1946.

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